Seguramente hemos escuchado hablar sobre la empatía, la capacidad de “ponerse en el lugar del otro”, lo que nos permite entender cómo la otra persona se siente o piensa sobre determinada situación en la que se encuentra.
¿Por qué es importante ocuparnos en desarrollar la empatía en nuestros hijos? Porque con la empatía, los chicos reconocen sus propias emociones, aprenden las consecuencias de sus actos en una interacción social, logran conducirse con solidaridad y generosidad con las personas. Todo esto es parte de compartir el espacio con los demás y de vivir en sociedad saludablemente.
¿Desde qué edad se puede trabajar? Los bebés y los niños muy pequeños son egocéntricos, esto de por sí no es algo negativo sino que es importante para ellos primero reconocerse; entonces están pendientes de sus propios deseos y sus propias acciones; pero a medida que crecen, van interactuando con el medio y en esta relación van entendiendo que los deseos y acciones de los demás también importan.
Y aunque no hay una edad específica a partir de la cual se debe iniciar, desde que el bebé comienza a tener contacto con nosotros ya podemos ir trabajando.
Si nos da un pequeño manotazo en la cara: “Uy, eso me dolió, así no se hace a papá, a papá le duele”. Si tienen dos años: “Espera un momento tu turno, así como tú, tu amigo también tiene ganas de jugar”. Entonces, conforme los chicos van creciendo vamos adaptando la forma y la complejidad.
¿Cómo podemos hacer para que nuestros hijos desarrollen la empatía?
– Cuando están viendo alguna película o al terminar, charlando sobre alguna escena y comentando las acciones de los personajes en sus relaciones.
– De igual manera, eligiendo un cuento que pueda ser motivo de conversación y análisis.
– Contando historias de familiares o amigos, cuando obraron correcta o incorrectamente.
– Ante alguna conducta no adecuada plantearles tres preguntas: ¿Cómo crees que la otra persona se sintió? ¿Cómo te sentirías tú si él o ella te lo hubiera hecho? ¿Qué hacemos para resolver esta situación?
Pero la recomendación más importante es que los chicos lograrán ser empáticos en la medida en que vean cómo los padres se comportan con los demás, porque no hay mejor método de enseñanza que el ejemplo.
Por: Jessica Kuwae– Psicóloga Clínica infantil y Danzaterapeuta – Centro Crianza y Danza